Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














jueves, 3 de noviembre de 2011

Explorando en norte de Duong Dong. 51KM.

La mañana, me la tomé con calmita. Después de desayunar, me quedé un rato escribiendo. Debería decir dándole a la tecla. A una cosa o la otra, dediqué al menos hora y media. Entre tanto, Janis Joplin y Remedios Amaya, bien distintas entre sí, pero muy apetecible la música de ambas, repartían notas y emociones. Acabada la batería del ordenador (yo no sé que le ocurre a este hotel, pero la mayor parte del días estamos sin luz. Yo creo que deben de tener un contrato, como ese de los móviles, de 20h en adelante y festivos), me llegué a la playita para darme un par de buenos chapuzones. 
Aquí el agua está muy caliente. A mí me gusta más fría y, aunque le echo hielos, nada, jajaja. La verdad, es un auténtico placer y me acuerdo mucho de todos vosotros. Siento que no podáis estar aquí. Después de los chapuzones, me apetecía explorar un poco. Rocinante y yo, con grandes ánimos, emprendimos el ataque a la zona norte. Ayer, hice un amago y exploré una zona que intuía podía ser mucho más interesante, la que estaba más arriba del pueblecillo de los pescadores. Hoy, me dispuse a buscarla y la experiencia ha valido la pena. Metido por montes y recorriendo veredas, he disfrutado como un niño con un pirulí de la habana. Tanto que no he podido evitar uno de mis pareados que, como un exabrupto ha salido por mi boca: "¡Quiero ser coco, quiero ser palmera, quiero ser vaca, quiero ser hierba, quiero ser cualquiera!." Y es verdad. si me apuras, hasta poste quiero ser.
Qué tranquilidad, qué bonito, que belleza escondida a los ojos de cualquiera. Si te riges por las pautas estándares, también ves cosas bonitas, como no. La isla las tiene. Es más, la isla, a parte de desvencijada, a los ojos de un occidental, es muy bonita. Las carreteras en su mayor parte son de tierra y eso, que a Rocinante le encanta, a mí me está creando problemas de mantenimiento. A pesar de las limpiezas y los engrases, chirrían las cosas. Pese a ello y de que, por tanto, las velocidades del medio de transporte que uses, han de ser moderadas, su constitución, fisonomía, la estructura de los nucleos poblados, todo ello la hacen diferente y encantadora. Pobre el día en que los grandes grupos hoteleros se instalen. O no. Habría que preguntarles a ellos, lógicamente. Hice algún video, pero no puedo colgarlos, de momento. A parte de que tengo tal acumulación de ellos (bueno no tantos, 8 o 9) que con la lentitud de las comunicaciones del pais, tardaría una eternidad.
Después de mi incursión-excursión por la selva, salí a una carretera que, por su estado, deduje que era las más importante de la Isla. Efectivamente. Me metí por un desvío, donde estaban indicados varios resort. El camino de entrada, sorprendentemente, no es bueno. Pero se ve que a sus clientes los llevan como a los huevos. Decía una antigua campaña de publicidad del citroen 2cv que, si yendo cargado con dos docenas de huevos, conseguías romper alguno, anduvieras por donde anduvieras, te devolvían el dinero del coche. (quizàs me esté inventando algo, ya se sabe que, con la edad, los hechos se tergiversan, jajaja). Pero bueno, algo así me suena. 
Pues a los clientes del resort, les debe de ocurrir igual. O no salen de él, que también, dado lo que yo he visto, no me extrañaría. Lo que yo he visto son unas mansiones, entre árboles y naturaleza, que quitan el hipo. Llegué al mar por un camino de los mios, es decir, no transitado. Después eché a andar y, ahí estaban. En el agua, una rubia impresionante, que, aun de lejos, parecía una artista de cine. Y no me quitaba ojo. Seguramente que éstas personas llevan implantado un chip conectado directamente con los de seguridad. En la orilla, protegidos por arboles de diferentes especies, señores y señoras, todos muy señores. Lo juro. Parecían Onasis y Cristina. Y, pegado a mí, que iba por la orilla del mar, con toda mi osadía, un vigilante que hasta llevaba walki, por donde le debieron de llegar los pálpitos de la rubia. Pero, claro, soy extranjero y, quien sabe si amigo de algún cliente del resort. El caso es que el hombre venía hacia mi, como una exhalación, pero en cuanto me puse las supergafas de sol y me quité la gorra para enseñar canas, se cuadró, jajaja. Me dio por pensar que a sitios así, deben de venir Bono (el músico, jajaja) y gente parecida. 
Después estuve en un taller donde fabricaban redes y reparaban los pequeños agujeros que, tras faenar se hacen. Todo lo hacen en el suelo. Los herreros, los carpinteros, los calamareros… Y todos se alegran y se parten cuando me meto hasta el fondo de sus talleres. 
También he visto los puestos de los pollos y gallinas. Te los venden enteros, con vida y todo. Pero si eres triquis miquis, y quieres que le den matarile, al que tu elijas y te lo desplumen, pues sin problemas. E, incluso, te lo trocean y cuecen, por si te lo quieres zampar en ese momento. La fruta, sin embargo, es carilla. Medio kilo de uvas, 2$.
Una cosa queme llama la atención, por su contraste, es la seriedad que portan los turistas que por aquí se mueven. No saludan ni sonríen ni a la de tres. Es norma general. Pobrecillos. Dicen que el reir alarga la vida y así debe ser, porque por aquí, hay cantidad de viejitos y viejitas que, por cierto, bastante de ellas fuman y beben cerveza!. Claro que, como en todo, hay excepciones. Tengo unos vecinos de bungaló, una pareja que ella, saluda y me sonríe abiertamente. El chico que la acompaña, me la tiene jurada, jajajaja.
Y, parece, que estas vacaciones, tan gustosas, se van a tener que acabar. Se gasta más de la cuenta y, aunque todo es barato, para mi economía resulta bastante oneroso. El domingo o el lunes, creo que partiré hacia el continente. Hay bastantes posibilidades de que me interne en Camboya. Oh, cielos, lo temo. Allí los caracteres caligráficos son de lo más raro y presumo que los problemas de entendimiento van a aumentar mucho. Además, las comunicaciones, tengo entendido que son mucho más escasas, a nivel de internet. Amén de que dormiré en algunos monasterios. Pero bueno, este lobo, ya está preparado. Me ha costado sacudirme los miedos, las tristezas que toda separación de los seres querido lleva implícito. Va llegando el momento de internarse de lleno en la aventura. A tope!.
Mi primer plato de comida que tenía cierto parecido a la de mi país. Carne, huevo frito, arroz, judías, tomate... y un coco de bebida. 1,5$.

Con la cocinera y su marido

Puesto de pollos y gallinas

desmenuce de los mismos

Hilanderas de redes

hilanderías de redes

pelador de árboles para la construcción

playa secreta mía
Playa de los "Bono"


Cayó patas arriba de sueño

La puesta de sol del día


1 comentario:

  1. Es un placer descubrir cada día un relato tuyo... De verdad que si trabajas la madera como escribes ... Ufff... Un maestro!!!

    Un placer disfrutar de estos momentos.

    Un saludo.

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