Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














domingo, 27 de noviembre de 2011

Siem Reap. Visita a la fábrica de sedas. 32 km.

Ayer dormí poco y no puedo decir que, en este viaje, lo esté haciendo mucho. O sea, que necesito hacer seda. Qué mejor cosa que ir a la fábrica de seda de la zona, que es una de las mejores del país. Pero no me sirvió de nada. estos Camboyanos, no son serios.
En lugar de enseñarme a dormir, mira tu por donde, me enseñaron a tejer, criar gusanos de seda, darle morera en abundancia, decirlos dónde han de hacer el capullo, convertir al capullo en hilo y a éstos en telas. Qué barbaridad. Y yo que pensaba que me encontraría tumbonas y buenas sombras, jajaja.
Fuimos en invencible grupo de ciclistas formado por los cuatro jinetes de Camboya: Guillermo, Meli, Colleen y yo. Ellos en bicicletas del país, yo en Rocinante, embrabuconado por no poder galopar y tener ue llevar el paso reumático de ellas, a pesar de que sus jinetes, imprimían un ritmo endiablado a los pedales.
Formábamos un curioso grupo, cestitas delante con zapatillas, aguas y otras necesidades, colores alegres y buen humor.
Nos hicimos entre ida y vuelta, 32 km., que a tenor de la nula experiencia de ellos y sus malas bicis ha sido considerada una gesta tan importante que, a la vuelta, los medios de comunicación estaban esperándonos.
Buen día con calor abundante y bien explicada visita a las instalaciones y al proceso de fabricación de la seda. Gratuito.
Como agradecimiento, no les compramos ningún producto, pero no porque no quisiéramos, que estábamos empeñados, si no porque no tenían cambio de nuestros grandes billetes. Lo sentimos en el corazón.
Y ya de vuelta, paramos a ver una boda y que nos invitaran a agua y también a que Melodie charlara con una vaca un poquito
Y sigo deshojando la margarita, que si Tahilandia, que si Vietnam, que si India, jajaja, qué se yo, qué sabemos nadie.
El visado a Thai, me cuesta 50$ y me lo dan por dos meses. Tardan entre cuatro y cinco días. Decidiré.

















2 comentarios:

  1. Pues nada si te pide descansar descansa que no le viene mal al cuerpo de vez en cuando y rocinante que se espere que es muy joven y te va ha llevar con la lengua fuera si no descansas mucho animo

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  2. Me ha encantado lo de la fabrica de sedas... ¡Que curioso!

    Un abrazo.

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