Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














jueves, 10 de noviembre de 2011

Kompong Trach . Kep. 39 Km.Estau

Hoy me desayuné un mango y un bollo que llevaba conmigo. Ha sido un desayuno glorioso. Salí dispuesto a irme a Kep. Dice la guía que es un sitio que merece la pena. También que hay un templo en una cueva. Y me fui a verlo. Antes e llegar, me abordó un muchacho que me dijo (cómo lo entenderé) que me acompañaba y me explicaba todo. Me pidió 4 $, que era muy barato, porque normalmente pide de 10 a 15. Le dije que sí, que podía venir pero que yo no le podía dar 4 dólares. Me pidió 2 y le dije que 1. ya que como no se inglés, poco iba a entender. Sin problemas, dijo. Joé, dije yo, porque no le habré ofrecido 1/2 $ o 1/4. Pasamos un rato agradable y me encantó la cueva.
Al salir, la rueda de atrás, estaba un poco floja. Ya es la segunda vez que lo observo. La primera, fue justo antes de abandonar Vietnam. Noté que Rocinante llevaba el paso errante, me baje, miré y, efectivamente, llevaba la rueda trasera floja.
Me detuve en uno de los muchos talleres de la carretera. Aquí, inflan las ruedas a ojímetro. No hay manómetros. El manómetro es el dedo. Vas tocando y dices stop, stop, con muchos aspavientos porque si no explota.
Pues hoy, otra vez un poco floja. Tendré que cambiar la cámara cuando tenga un hueco. Solté pulpos y saqué la minibomba. A intervalos, para no deshidratarme, la puse como una piedra (con el dedo). y al manipularme los bolsillos, descubrí que me había olvidado de devolver la llave de la celda de esta noche. Como me pillaba de camino, paré para devolverla y a Kep.
Kep, está en la costa y es un sitio muy turístico. Llegué sin hora, como siempre, es decir que llego cuando llego y nunca sé si es la hora de comer o no. Como de costumbre, me puse a dar vueltas, con el objetivo de llegar al mar. Llegué a un descampado.  Había un gran grupo de gente sentados en mesas. Me llamaron. Tenían buena pinta. Me acerqué y me invitaron a comer. Pescado maravilloso asado, arroz, verduras a la no se que y trozos de algo que parecía carne y que le di a los perros, porque no había manera de masticarlo.
Comí hasta reventar, tal era su empeño. Afortunadamente, el jefe del grupo, hablaba poco ingles, pita, pita, pita, decía él. que supongo que quería decir little, little, little. Yo me reía y comía y comía. Después no hicimos una foto.
Un cocinero estaba afilando los cuchillos de cocina. Pregunté, me dio una piedra de agua japonesa y afilé la victor para que no le duela a los mangos cuando los corte.
Salí de nuevo, ahora camino de Kompot, pero de nuevo me detuve a ver a la gente bañarse y luego, cuando me puse en marcha, el cielo se encapotó y me resguardé en una construcción vacía. Pero no fue a más.
Era esa hora en la que dudaba de si llegaría a Kampot de día o no, de modo que me puse a pedalear deprisa. Una gran cuesta me bajó los humos. Llegué a una puerta, abierta, que daba paso a un parque natural, creo y un rato después, llegue a otra puerta, pero esta estaba cerrada. Y un hombre.
Le señalo la puerta, se pone a hablar y hablar y le hago señas de que no le entiendo. Me dice, eso sí lo entendí, que le diera un dólar si quería que la abriera. Lloro y lloro y me rio. Habla y habla. Me quedo de piedra, que da muy buen resultado. El sigue hablando y yo cada vez más estatua. Finalmente se lleva la mano al bolsillo, saca la llave y me abre la puerta. Como la situación ha sido divertida y además me tocaba dar un gran rodeo, le hago mil reverencias y le doy 1/4 $. Se pone cantidad de contento y me da miles de gracias y reverencias. Dando saltos de alegría, continuamos hasta llegar a una zona de puestos y me bebo un coco.
Intento continuar, pero si antes dudaba de llegar, ahora estoy seguro de que es imposible. Y empiezo a buscar alojamiento. Todo lleno y carísimo. 50$, 25$, 129 $... Flipo. Decido irme a Kampot.
Un poco más adelante, un precioso cartel, un maravilloso cartel, me indica habitación en guest house, de 5 a 15$. Pido al cielo que haya de 5. Y sí. La hay. Me ducho, me cambio y a pasear y buscar cena.
Por el camino veo un terreno que venden a 6000$. metros. Un vergel.
Decido comprarlo, pero miro la cartera y ni para la señal.
A cenar, pues.
Pescado, pollo, cerveza, paseo y a escribir esto. Ya esta hecho.



Añadir leyenda
Estatua de una bañista de Kep




El jefe del grupo que me invitó a comer. Muchas gracias!!!

El mango y el bollo que desayuné. Aunque en la foto parezca pequeño, era un gran mango

La percela que no pude comprar porque no llevaba suelto en la cartera


La puesta de sol del día

Pescado y pollo asados

Llegando al templo de la cueva. Vietnam




La autoridad

Parada para inflar la rueda

Granja típica de ésta zona.

2 comentarios:

  1. Ya he visto y leido todo y me muero de envidia de la peor, pero aun así te deseo fuerzas y buenos encuentros porque en capacidad de relación y de disfrute, en disposición para encontrar el lado favorable de las situaciones y en valor para encarar lo desconocido, todo ello indispensable para cualquier aventurero que se precie, has sido siempre un maestro.

    ResponderEliminar
  2. No puedo estar más de acuerdo con Luis, estas encarando este viaje de una divertida manera, para mi casi adictiva... Y luego eres tu el que dice que se engancha a estos comentarios....

    Venga juan, de verdad, que lo disfrutes con el alma.

    ResponderEliminar

Por favor, sea respetuoso con sus comentarios. Gracias. Aquellos que contengan insultos, u ofensas a razas o religiones, serán borrados.