Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














domingo, 8 de enero de 2012

Long Thom._Kho Lanta. 69 km.km


Despertar santo he tenido ésta mañana. Menos mal que he dormido desde pronto, porque a las 6, 30, ya había una familia para realizarse con un monje en oración y buenas migas. Yo duermo, como ya he contado, y siempre que puedo, a los pies de Buda, mi gran amigo y protector. Y la situación, desde mi punto de vista, era cómica. Una familia, con toda la seriedad del mundo, ofrendando bienes y quizás, discutiendo, sobre lo terreno y lo divino con el monje, y un dormillón, extranjero, en lugar señalado, con saco, alforjas y pelos desorientados. Me quedé de piedra al verlo y, como me gusta ser respetuoso, me puse, sin poder evitarlo, a recoger mis archiperres de campaña.
Pensé, que mejor lugar que el altar, era un pollete que hay siempre en un lateral de la sala. Cuando iba a dejar allí mis cosas, para ir recogiendo tranquilo, un montón de mujeres, empezó a llegar, cargadas de cazuelitas y cacharros de cocina y, poniendo sillas, como cuando va a haber un espectáculo, frente al pollete. En el pollete, fueron poniendo pequeñas alfombras y depositando todas las viandas que traían y, después, se sentaban en las sillas, frente al pollete. Tampoco era sitio, donde dejar mis cosas, así que, cogí la bolsa del desayuno y me fui al campo a comerlo, dejando para más tarde, la recogida.
Cuando volví, los monjes, que había visto ir entrando en la sala, con un plato en las manos, estaban merendándose las viandas que las señoras habían traído, mientras estas, enfrente, miraban y comentaban de sus cosas. Los monjes comían y comían y, durante los casi tres cuartos de hora que duró mi desayuno y la higiene, dieron cuenta de cuantas viandas tenían a su alcance, frente a las señoras. Parece ser, que cuando terminan, ellas se terminan lo que ha sobrado, me han contado hoy.
Como pude, recogí y me di a la fuga, sin poder despedirme de ninguno de ellos, pues estaban enfrascados en el copioso desayuno. Y salí del Templo, camino de no sabía donde, si tirar para Malasia, por la 4, o desviarme hacia Ko Lanta, donde unos amigos, de couchsurfing, me habían dado la posibilidad de pasar algún día con ellos, siempre que tuvieran sitio, porque no había hablado con ellos, por mi manera natural de ser, de no llamar antes para avisar. Pero la moneda había caído del lado de Ko Lata y debía hacerla caso.
Llegué a la isla, bueno a la primera isla, que es Ko Lanta pequeña, por así, decir, después de coger un ferry, y, tras cruzar la carretera por ella, sin saber ni tener ni idea de a donde iba, llegué a otro ferry, que me llevó a la isla grande. El ferry, llevaba unos chalecos para no tener que usarlos, jajaja, totalmente desarmados y deshilachados. Y nuevamente carretera, decidiendo en cada cruce, por instinto, la dirección, pensando dónde viviría esta gente porque, el teléfono, lo tenía en internet, y no tenía como conseguirlo sin conectarme. Por fín encontré un lugar donde hacerlo, después de ver que los resort estaban todos llenos y, para mi fortuna, me han dado cama. Biennnnnn.
Es una gente estupenda, en lo que llevo conocido. Estoy escribiendo esto y nos vamos a ir, primero a una reunión, yo no, claro, y después a cenar, si llega el caso.





























1 comentario:

  1. Sigue maravillandome los colores de sus ropas... Lugar alegre por donde pasas...

    Un abrazo Juan.

    ResponderEliminar

Por favor, sea respetuoso con sus comentarios. Gracias. Aquellos que contengan insultos, u ofensas a razas o religiones, serán borrados.