kantang-Laem Yong Sata (Palian). 69 km.3.882 km. Thailand. Tailandia. Bicicleta. Rocinante. Capitannolas

Nada más levantarme, he leído las muchas sugerencias y pronósticos que, desde la página www.rodadas.net, han escrito en atención a mi problema del ruido. El amigo Jofegaber, que a actuado de introductor y el amigo Buda, por su cuenta, ambos han removido cielo y tierras para ayudarme. Me he quedado perplejo de la respuesta que ha tenido mi llamamiento de ayuda. Y me ha gratificado enormemente. Quiero, antes de continuar, dar las gracias  a todos los que habéis contestado por vuestra atención a mi persona y quiero, antes que nada, informar con alegría, que el problema ya está resuelto.

Me levanté inquieto por el ruido y tras leer los comentarios de Rodadas, salí a la calle para hacer un par de fotos, de la biela y del pedalier. Las añadí al correo mío, explicando el asunto y fuí en busca del parque de ayer, Tamnak Chan. Parece que en él hay un bunker o tunel de la segunda guerra mundial. El parque, que en su momento debía estar concurrido, ahora tiene la belleza de lo abandonado en la parte superior, en la que se encuentra el bunker, manteniendo ajardinada la parte baja. Una vez visto, al salir, pregunté por un taller de bicicletas, que estaba cerrado. Y para no darle más vueltas al asunto en esta ciudad, pregunté por la salida, y allí que me fuí.

Mientras pedaleaba, a falta de otras cuestiones más trascendentales, iba repasando los comentarios de los expertos sobre la avería. Y una cuestión retumbaba en mi cerebro con estruendo. Los pedales. Tres personas, opinaban que el problema podría muy bien ser ese. Mientras salía de la ciudad, vi un taller de motos. Paré y le pedí al jefe que, por favor, me dejara la pistola de aire, para limpiar bien la entrada del eje pedalier de polvo y tierras. Una vez hecho esto, el mecánico trajo un poco de aceite y le puso unas gotas con la bicicleta tumbada y, para más, selló con grasa todo el hueco. No me cobró nada. Junto al taller, había un "restaurante". La señora me ofreció agua fresca, que yo acepté encantado, pues la mañana ya estaba bien calurosa. Luego  me invitó a almorzar y de postre, a café. Y, cuando me iba, me regaló una zumo de naranja, fresquito, para el camino. Bárbaro. Muchísimas gracias.  Y esta es una de las veces, que ya he comentado, en que me bloqueo.Me veo tan abrumado, que no nos hemos hecho ni la foto de recuerdo. La gente, a medida que me alejo del turismo y me acerco a Malasia, es más sonriente, más amable, aún, y saludan, cuando voy montado, muchísimo más.

Pero al subirme, y llegar a la primera cuesta, el ruido estaba ahí. Vi un ring casero, y si llega a haber alguien entrenando, hubiera ido a que me dieran un par de golpisas, para relajarme. La verdad, es que desde que he empezado hoy, aún persistiendo, es mucho más suave que ayer, antes de la lluvia. Es como si todos los consejos y pronósticos hubieran actuado de grasilla. La carretera, era otra vez preciosa, con campos variados, cuestas suaves y largas y muchas curvas, incluso cerradas. Paré en una sombra a beberme el zumo y un señor que ha salido, ha cortado un coco, lo ha capado y me ha dado a beber su jugo maravilloso. Hoy ha sido el día de los regalos, jajaja. Gracias.

Toc, toc, toc, o clonc, clonc, clonc, como queramos. Y mi cabeza machacándome con el pedal. Veo, por fin, otro taller de motos en la carretera junto a un restaurante y, como era la hora de comer, aprovecho para hacer dos gestiones juntas. Le cuento al del taller el ruido y le pregunto que si tiene un pedal nuevo, considerando que será muy barato y que, cuando pare a pernoctar, podré hacer cambios y pruebas. Me dice que sí, pero se agacha a estudiar el pedal estropeado. Yo, le había retorcido, estirado, empujado para arriba y para abajo. Pero, evidentemente, soy un zoquete. Nada más tocarlo, y hacerlo girar sobre sí mismo, sonríe, va a por una llave, lo aprieta un poco más y vuelve a sonreír triunfante. No me lo puedo creer. Y tampoco puedo comer antes de probarlo. La carretera era llana, pero tirando de frenos, para tener que hacer fuerza con los pedales, no oigo nada. MMMMM.

Como con ansiedad un rico plato de arroz con cosas. Cuando voy a irme, compruebo el bote del agua. El hombre me ve y me llama. Coge el bote, lo llena de hielo y de agua. Agua fresca para un rato. Gracias de nuevo. ¿Qué pasa hoy?. Me ha tocado la lotería, con todos sus premios para mí. Me subo y empiezo a pedalear, una cuesta, otra y otra y el ruido.... desaparecido. No lo puedo creer. No quepo en mí de satisfacción. De mis poros brotan gotas de felicidad y, mis piernas no sienten el esfuerzo. Voy hipnotizado. No puedo componer jazz, pero ésto es mejor.

Veo un templo. Paro a ver a Buda. Le han crecido las orejas y parece que tiene bigote, pero yo le veo muy guapo.

Pero hoy, desgraciadamente, no tengo internet. Aquí ya no llega el turismo y estoy en medio de una montaña, en un resort, yo solo como cliente y sin internet en muchos kilómetros a la redonda. No puedo informar. Y lo siento. Por que estoy muy feliz por haberlo solucionado y para que no se preocupe nadie de más éste asunto. Pero tendrá que ser mañana. Hoy, imposible. 

(dia siguiente: me he metido en un internet para informar, jajaja)

Y hoy, me acabo de dar cuenta, ha sido mi cumple mes. Por eso tantos regalos, jajaja