En bicicleta por Vietnam, Camboya, Thailandia, Mala. In bicycle for Thailand, Vietnam,: A 8Km, de Baling-Klian Intan. 38 Km. Malasia. Malaysia. Viajar. Bicicleta. Rocinante. Capitannolas.

Vaya jornada dura, jajaja. Esto que he elejido, yo solo, y sin ayuda de nadie, es peor que si te pisan un juanete. Hasta Baling, no fue mal, típicas subidas y bajadas a las que uno ya está hecho, pero a partir de ahí, sudores y tormentos. El punto de partida, está en la madre tierra, eso ha de quedar claro. Pero no el punto de llegada a ningún sitio. El punto de llegada a ningún sitio, pertenece a la atmósfera exterior y solo se ve molestada por una inexplicable carretera que sube y sube, sin detenerse en las consecuencias, de manera indefinida hacia lo alto. Aguilas veía por debajo de mí. Y la floresta. Y, al fondo, a través de los prismáticos, se intuía la madre tierra. No se usan botellas de oxígeno, porque el puto de partida es bajo, pero no me habría venido nada mal un par de inhalaciones oxigenadas.

Empieza disimuladamente, como quien no quiere la cosa. Y cuando te das cuenta, los pajarillos te saludan desde abajo y te dicen ¡yo ahí no subo, ni aunque regalen helados!. ¿Y tú, que haces en ese momento?. Yo no se tú, pero yo he estado a punto de girar varias veces y dejarme caer por el tobogán de la carretera. Pero, el terco de Rocinante, se ha negado. Me ha llamado cangaleches, aflojacuestas y rabicortillo y, aún no sabiendo lo que signifacaba ninguna de esas cosas, me ha herido el amor propio. Y me he dicho: arriba, juanillo y riete de los pajarillos. Y no me he reido, pero he subido hasta la meta volante. Una vez casi arriba, he hecho mi segunda parada a beber. Iba justo de agua, para variar (laculpa la tiene quien me birló la botella-nevera, que conste), pero a lo lejos, gran cartel de parada de avituallamiento, con váteres, restaurante y muchas más cosas. Así que me bebí el agua que me quedaba. Qué sed tenía. Y me como un par de mandarinas.

Prosigo hasta llegar al punto de abastecimiento y .... cha chán.....cerrado. Todo cerrado. Ni una mosca, ni una botella ni un alma miserable que me diera un poco de aguita de la suya. Continuo, y la carretera sube, pero ya no tanto, afortunadamente. Ahora vamos a la altura de los aviones, nada más. Y, por fín, una población, Pengkalan Hulu, fronteriza con Thailandia, con un cuartel del no se qué regimiento, que tiene más viviendas para los militares, en un recinto muy cerrado, que mi pueblo, exagerando.

Ahí, he visto un internet y me he metido para decir a todos los que están pendientes de mí, que estoy perfecto y que sigo adelante. Los niños que lo gestionaban, se lo han pasado bomba conmigo y nos hemos reído un montonazo. Es sorprendente, pero no había ningún adulto. Aquí habla inglés hasta los árboles. Enseguida, cualquiera te saca los colores. No todo el mundo, no. Los mudos, no, jajaja. Y luego, he comido y tomado un café de los de aquí, que me tienen atrapaito. Café de puchero con leche condensada. Joé, me tomaría 500 en un día. Sólo mi "buen" juicio, me lo impide, jajaja. Y, después, a comprar provisiones, que por estas tierras, hay que ir bien cubierto, o te puedes quedar en la cuneta, más seco que la mojama. Y la carretera, baja un poco. Me he pasado el día hablando con ella: No bajes, ¿para que bajas?¿no ves que es un esfuerzo innecesario?. Luego tienes que subir otra vez. Anda, mantente quietecita, guapa y deja de marear con tanta subida y bajada. Pero nada, sube, sube, baja, sube, baja, baja, baja, subeeeeeeeee, "hola sputnik". Así que, mi jefe, me ha ordenado detenerme cuando hemos visto un templo indú. Aún faltan como 35 para Gerik, creo, y estoy eslomado y sin ninguna necesidad de llegar a ningún sitio, jejeje. Tengo visa para hacerlo andando, si quiero, jajaja. Así que me he metido a inspeccionar. Son las 2 de la tarde. No hay nadie, pero hay de todo. Tengo agua para echarme jarretazos, chino turco, un techo donde poner la hamaca y jabón para lavar la sudadísima ropa de hoy. Sólo llevo 38 Km., pero qué más da. Y la comida, también la tengo apañada. Medio pollo asado, fruta abundante (mandarinas y bolas peludas) y panchitos. Prefiero ir más despacio y no lesionarme, porque las rodillas, con este tute me dolían un poco.

Y tengo pollo, gracias a que he ido a hacerle una foto para el blog. Cuando me he acercado para ello, a pesar de tenerlo colgado de un alambre, y éste, de una cuerda, la bolsa, estaba llenándose de hormigas salvajes y devoradoras. Mi pollo, he gritado. Y soltando la cámara, me he dado a la paciente labor de no dejar ni una. Luego, lo he colgado de otro sitio, alejado, pero no sé que instinto tienen, que al poco, otra vez merodeando por los alrededores. Nuevo cambio. Ahora está en la cuerda de la ropa, donde los monjes tienen colgadas las telas del templo, que se ve que han hecho colada y no paro de vigilar la cena, que no pienso entregarla tan facilmente, aunque me la tenga que comer con hormigas y todo. Pero parece que ahí no llegan, de momento.

Y de bichitos, no andamos mal. Ese escopión, quería que le pusiera mi pie encima, para sacudirme todo su veneno, pero Juan de la jungla, ha luchado con él. Lo siento. No me gusta, pero es pura supervivencia. Bueno, en realidad, lo que quiero decir, es que lo he cogido, lo he montado en Rocinante, y lo he llevado a 280 metros de mi campamento. Al parque de atracciones, para que se divierta.

"Perros mordedores y escorpiones, al parque de atracciones!!!."

Y mañana, más. Según salgo, tengo una hermosa cuesta esperándome, que se interna en las nubes y no se a donde llega. Ya lo contaré. Lo que si que sé, es que esto no es nada más que el aperitivo de lo que viene después. Así que, mejor ir suave y cogiendo forma.