Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














jueves, 8 de diciembre de 2011

Sakaeo-Khao Hin Sorn Royal. 68 km. Thailandia

Cuando me levanté esta mañana, no quedaba ni rastro del sarao de ayer noche. Ni una mesa, ni nada de nada. Sorprendente, ya que éramos, por lo menos, 200 invitados y comidas, bebidas, mesas y sillas, barbacoas y ml cosas más para todos nosotros.  Me duché y salí a la carretera en busca de comida. Como pasaban los kilómetros y no había nada, decidí parar en una especia de Restaurantes de carretera, tipo área de servicio. Son un poco más caros pero no quedaba más remedio. 1,3$. sólo la comida. Se me ocurrió, ajustar un poco, hacia arriba, la altura del sillín, porque no llevo exactamente la óptima por las muchas paradas que hacia constantemente en Camboya, pero veo que aquí, el asunto de parar, es circunstancial y se hacen más kilómetros con la buena posición. Pero al apretar el collarín, o como quiera que se llame, aún sabiendo que es alumino y que no se debe forzar, craaaaac. Pequeña grietecilla en la zona del tornillo. Mal asunto, pensé. 
Y tan malo. No había terminado de recorrer 5 km, ya se había bajado un poco. Vuelta a parar, intentar reapretar, con manos de seda y nada, el sillín se baja poco a poco. Tengo que buscar una solución urgente porque no puedo ir así. El sillín se bloquea antes de llegar a su punto más bajo, pero no resulta cómodo pedalear. Veo un taller de coches. Se me ocurre que con una abrazadera y su collarín, que aún no se ha roto del todo, podré funcionar. Me proveen de la abrazadera, me invitan a una cola y yo les digo y apunto en un cuaderno de él, como se llaman las piezas de un motor en castellano. Le sorprende mucho cuando le pinto una biela y se la nombro. Va corriendo al cuarto de los trastos y trae una doblada, todo feliz. Luego le dibujo un cigüeñal y trae otro. Le llama la atención que conozca las piezas. Lo deja en el suelo y sale corriendo al cuartito. Viene con un gran radiador. ¿Cómo se llama?: Radiador. Y también se lo pinto y escribo. Voy al cuarto de los trastos, porque veo que lo que le interesa son los nombres de las piezas que más comúnmente se averían. Busco un manguito y una junta de culata. Se los enseño, dibujo y escribo. El me enseña hola, adiós y alguna otra palabra. Nos despedimos felices y continuo.
Añado, al invento, cinta americana, y cuando paso por el desvió de un pueblo, me meto a investigar, a comer si puedo y para afotar algo, que ya tenía ganas. Veo una tienda de bicis y pregunto por la pieza. Me dan (me venden) una que ya, desde el principio, veo que no vale porque es más pequeña que el tubo de la bici. Pero hay dos cosas buenas. Una que el tornillo y la pieza son sólidos, muy sólidos. Y eso, siempre permite opciones. Otra, es que es barata y tengo que agarrare a un clavo ardiendo. Guardo la pieza y continuo, pero el asiento se baja y baja y baja…. hasta el tope. Así, no llego a Bangkok, ni en una semana. Parece una bici de trial. Voy todo abajo y las piernas me empiezan a doler pronto. Vaya avería tonta y mala. con el plato pequeño, para no tener que hacer fuerza con las rodillas, tardo una eternidad en recorrer 3 km, antes de llegar a otro taller. En un cuartito anejo al mismo, que estaba en sombra, me meto sin que se enteren (no lo hago adrede, es que no se han enterado)
Desmonto todo. La cinta americana, se había metido entre el tubo y la tija. Saco la pieza y pruebo. Ni por asomo. Hay una gran diferencia de diámetro. Pero no me puedo rendir. Se me ocurre abrir la abrazadera y darle más diámetro con un cortafríos. Cambiao de cuartito y el mecánico al verme salir del otro, se medio mosquea, aparte de darse un susto. Viene hacia mí, con la cara medio torcida, pero al ver la bici y el problema, todo cambia. Se pone de inmediato con Rocinante y, con gran ingenio, doblando el tornillo, más mi solución de abrir la abrazadera, el asiento queda encajado fijamente. Biennnnnn.,
Más feliz que un San Luis, llego a mi cincuenta de tope diarios y empiezo a buscar hotel. No encuentro hasta los 63, donde estoy ahora. Es un lugar de ensueño para el que le guste la botánica. Tiene todo tipo de plantas, señalizadas, laboratorios, sauna arbórea, etc, etc. Como les digo que no puedo pagar los 30 o 50 $ que me han pedido por la habitación, hablan y hablan y al rato, me dicen que si me interesa una por 3, 1$. Les digo que por supuesto, pensando que me van a dar.
Y, lo que me han dado son las oficinas de un edificio, en el que, ahora mismo, soy el único habitante. Las oficinas están vacías. Un colchón en el suelo, aire acondicionado, mucho espacio, una silla y un mini estante. Y duchas y waters para mi solo, pero en otra planta, eso sí.


Entrada a un pueblo Thai. Nada que ver con lo anterior

Aquí, como allí, a los políticos se les  "venera"

Bonita farola

Bandera Thai

En todos los sitios cuecen habas

Señorita a punto de darse un baño, mientras el guarrillo del fondo hace sus necesidades.

Buda sonriente

Precioso cuadro de la vida común

Escultura casera que pienso copiar


arreglo definitivo nº 2

Mecánico nº1. Gracias

mecánico nº 2. El definitivo. Un tío listo. Gracias

Mi dormitorio de hoy. 3,1$

1 comentario:

  1. Anda que vaya susto... Y es que cuando una cosa funciona, mejor no tocarla... En fin, al menos ha quedado arreglado pero informal...

    Un abrazo.

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