Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














viernes, 16 de diciembre de 2011

Phetchaburi-Cha Am. 69,9 km. Thailandia

Hoy ha sido un día de lo más desordenado. La noche, ha sido toledana. Estuvieron hablando hasta las tantas y a las 6 de la mañana, no se que puñetas han arrastrado por el pasillo, pero el escándalo que han armado ha sido de tomo y lomo. Madrecita mía que me quería morir. Es lo que tiene el dormir en sitios de mala muerte. Además, a mi el aire acondicionado me viene fatal. No me gusta y me resfría, con lo que pido habitaciones con ventilador. Pero dichas habitaciones, están consideradas de "pobres", con lo que, por lo general, son la peores. Las más ruidosas, las peor situadas, las más curtes, etc. Y doy fe que es verdad. Llevo mucho sufrido por ello, jajaja.
A pesar de todo, me negué a levantarme tan pronto. Hoy no me lo pedía el cuerpo. Pero qué iba a hacer. No tardé mucho en hacerlo y salir de visita a un museo que me pillaba de camino. Existía la opción de subir en un "cable car", y lo hice. 45 Bath, ida y vuelta. El invento sube por una pendiente denso te menees y con un único cable y sin frenos. Lo mejor es no pensarlo. Lo curioso es que al llegar arriba, hay una plataforma pequeña, en la que puedes estar de pie, y nada más, a parte de volverte, y una taquilla de 150 bath, para entrar en el museo-parque. En principio, me quede estático, en la plataforma. Volverme, en el momento, me parecía… yo que, sé, una tontería y pagar, pues no me apetecía. Terminé pagando, jajaja.
Y, con la calor húmeda y sin muchas ganas de pedalear, fui en busca de la playa que, quieras que no, embriaga la vista. Hoy no tuve ningún problema estomacal, también tuve cuidado con las bebidas y las comidas, tanto, que durante el día, comí una sola vez, eso sí, un caldito que estaba de rechupete y unos pescados, tipo sardinas secas muy sabrosas. Bueno, y un aperitivo de cangrejillos, jajaja.
Llegué por fín al mar y, como ya salí cansado, pues más cansado todavía. Había un colegio de niños y ni un alma que no fueran ellos. A pesar de la poca gente, los puestos seguían estando y, en uno de ellos, como era mi cumple mes, decidí festejarlo con unos ricos cangrejos y una cerveza. Hice bien, he hice mal, porque después de comer, no había quien me moviera del sitio. Tuve que hacer de tripas, corazón y, con más coraje que ganas, subirme a Rocinante y empezar a galopar. Eso es lo que hice, o me dormía montado, así que, con un crucero de 25-29 km/h., me despejé al poco tiempo, rompiendo a sudar y encontrarme mejor.
Los pueblos costeros por los que he pasado, tienen mucha infraestructura, pero toda vacía. Ni turistas ni locales e, incluso, bastantes zonas abandonadas. Me ha sorprendido. Buscaba dormitorio desde las 4 del a tarde, pero no había dónde. O eran carísimos, o no había nada y, al final, me tuve que llegar, prácticamente de noche, a Cha Am, donde estoy. En una de las paradas, para hacer la foto de los pescados colgando a secar al sol, cuando viví a Rocinante, estaba todo tirado en el suelo, entre las hierbas. Cuando la levantaba, llegaron dos en sendas motos y, pensando que me había dado una chufa y con mi buena cara, empezaron a reirse, sin entender nada. Después vi a unos muchachos bañando a un gallo de los de pelea. Los cuidan más que a ellos mismos. En otro pueblo, en la playa, tienen a una gran señora de piedra dentro del agua. Es impresionante. Y, después, llegué a un templo barco. La cosa más espectacular que he visto en mi vida. Qué bonito!!!. La base del edificio, es curva y todo de mármol. Glup!
Hambre, ni te cuento y cansancio, todo. Dinero, además, llevaba poco sin cambiar, lo justo para cenar, pero desde luego imposible pagar la habitación, así que según llegue me puse a solucionar este problema. Una vez solucionado, a buscar acomodo. Este pueblo es grande y hay bastantes turistas mayores. No se si será por esto, pero los acomodos son caros para lo que se estila. Finalmente, hablando con un danés, me trajo a la casa/hotel, de un amigo, creo que canadiense, y bicicletero empedernido, que me acogió con mucho placer. Rocinante y si canondale, están charla que te charla en su habitación (de ellos). 
Y yo salí disparado a cenar, una pizza de lujo, cumplemeses feliz.








































1 comentario:

  1. Me quedo esta vez la foto de la flor amarilla...

    Por cierto, cuidate, que vaya carita que me traes....

    Un saludo.

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