Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














miércoles, 7 de diciembre de 2011

Poi Pet-Sa Kaeo. 63km. Thailandia

Thailandia, esta bajo mis ruedas, jajajaj. Ayer cambié de país, tras algunas curiosas situaciones. Llegué pronto, con dinero ya cambiado al lado Camboyano. La bici, no se sujeta con la pata de cabra, con lo que la he de dejar siempre apoyada. La poli, se compadeció de mí y me dejó apoyarla en las barreras de paso, jajaja. Una buena cola me tuvo, al menos, cuarenta minutos, hasta que tras tomarme las huellas de todos los dedos y fotografiarme la jeta, me pusieron los sellos pertinentes y, si te he visto, no me acuerdo. La gente, es decir, el 99 por ciento del personal que cruzaba la frontera, lo hace a pie, pero yo, que soy muy listo, y voy en bici, pues me salto todos los controles de rigor y zás, ya estoy en Thailandia. ¿sin sellos de entrada?. Miro y remiro y me vuelvo a una mesa que hay justo antes de salir. La funcionaria me mira y yo le doy el pasaporte.
A Rocinante, le he dejado apoyando el pedal en el bordillo, ahí, justo a la salida. Donde hay una caseta de agentes. Busca y no ve ningún sello. Lógico. Me dice que vaya para allí (hacia atrás). Rocinante se queda solo. Como está pegado a la caseta de los guardias, no me preocupo. Según estoy yendo hacia atrás, me llaman de una ventanilla. ¿Pero dónde va este tío entrado por donde se sale?, deben de pensar. Yo, mudo, que es lo mejor, le doy mi pasaporte y digo: bicicleta (en inglés, lógicamente). Me mira, debe de comprender y me manda a otra cola, esta sí, mucho más abundante. En ella hay personas que vi antes en la cola de Camboya. Otros 40 minutos. Antes, llega una señora china, con bicicleta en la mano, a la cola. Caramba, pienso, la bici. Porque mientras volvía ví que todo el equipaje, maletas, mochilas, etc, se pasaba por los escáneres. ¿Tendré que volver con Rocinante y repetir otra vez todo el proceso?. Dejo de preocuparme, que es lo mejor. La señora china pasa el control de pasaportes y desaparece. Un buen rato después, me toca a mi. Mira y remira el pasaporte, la ficha rellenada donde he puesto que llevo una bici, vuelve a mirar, y cuando pienso que se va a poner a hablar y que ahí la hemos liado, zás, me entrega el pasaporte.
Como voy a pelo, no paso por lo escáneres y en un pis pas, estoy con Rocinante. Me voy a la funcionaria de la mesa que, según me ve, con una gran sonrisa me indica que pase. Yeeeeeepa!!!. La vida es fácil, el mundo es bonito y los thailandeses muy majos.
Cuatro pedaladas y ya estoy en thai. A buscar desayuno. Mi primera comida en el país. Tras hacerlo salgo camino de Bangkok. No llevo mapa de carreteras, de momento. Pero el primer tramo, el largo, coincide con el de Bangkok, que está indicado en todos los cruces.
Cuando llevo aprox. 10 km, a lo lejos, veo a otra bici con alforjas. Poco a poco le voy dando alcance. Y es la señora china de la aduana. Se acaba de detener. Me paro junto a ella y la saludo. No sabe una palabra de inglés ni de ningún otro idioma que no sea chino. Y lleva tres meses de viaje!!!. Por señas, decidimos viajar juntos y también me indica que no ha comido porque no ha podido cambiar dinero. Le indico que yo tengo, que no se preocupe. Hace gestos muy raros, que no se lo que quieren decir. Lo diferentes que somos los humanos de diferentes países. Hasta en los gestos. Cuando hemos pasado varias casetas de comida, en una de ellas, me detengo. Le pregunto que si quiere comer, y sus gestos no los entiendo. Que se arregle ella sola, pienso. Me pido una bebida y el señor me pregunta que si queremos comer. Le digo que yo no, pero que ellas sí, jajajaj. Se dirige a ella, que dice cosas que el señor parece entender ¿?. Le trae un plato de sopa. Casi se lo tira a la cara, jajaja. Se lo lleva igual de rápido que lo ha traído. Le pregunta que si arroz. Eso sí que lo entiende. Le trae un rico plato de arroz con verduras. Se lo zampa antes que canta un gallo. Con tanto jaleo, se me ha abierto el apetito. Me pido otro. y mientras me lo como, escuchamos varios conciertos de gallos.
Y seguimos. Al llegar a un pueblo, buscamos dónde cambiar. La cosa se pone difícil. Los bancos no cambian todos y las joyerías tampoco. Bueno, esas ni una. Finalmente, encontramos uno que sí y la ayudo en los trámites. Está muy agradecida. lleva una bici Merida. Por aquí, o son chinas, me refiero, sociales, o son Merida, casi todas. Coincidimos en las ruedas. Ah, y también el en los polos. Son de la misma marca, jajaja. La verdad, es que Rocinante no la hace ni caso. Tiene el corazón partío entre Bartola y Meta, aunque cada vez que tira la moneda al aire, le sale Bartola y se le dibuja una gran sonrisa en la cara. Lo hace de espaldas a mi, pero yo le veo por el rabillo.
La señora china, de la que no sé ni el nombre, porque no me entiende cuando se lo pregunto, ni por activa ni por pasiva, me dice que la próxima comida la paga ella. Ok.
Viajamos juntos con el aire de popa (sí, existe el aire que empuja. ¡Albricias!. Y, se nota un montón. Entre que juntos es más entretenido y que el viento nos empuja, mantenemos cruceros de lujo, con medias de 22-23 km/h.  Rocinante iba solo. Alucinante. La carretera buena, el arcén, espacioso y la compañía, callada, pero agradable. Además ella llevaba altavoces y la musiquilla también ayudaba a hacerlo más agradable.
Thailandia se diferencia de Camboya, en varias cosas. Así, a golpe de ojo. Primero en el nombre. No se parecen en nada. Después en la circulación. Aquí se conduce por la izquierda, a la inglesa. Menudos sustos me doy, en cuanto me descuido. No tocan el pito y son más respetuosos de las normas. El nivel económico no tiene nada que ver. No ves una carretera sin asfaltar ni de lejos. Los coches, camiones y motos, no echan humo y no huele a contaminación constantemente. Es más caro. Thai, me refiero. No ves a la gente, como no te desvíes y vaya a núcleos habitados. En Camboya el trato con la gente es constante. La carretera forma parte de la economía del país y todo gira en torno a ella. Por tanto, si te mueves andando o en bici, lo vives de cerca. Los jelos que contaba, aquí no existen, prácticamente. Algún adulto de algún taller o tal, pero ni la sombra. No tienen puesto de caña, ni venden cocos. Ohhhhhhh. Acabo de entrar en Thailandia y me gusta, pero Camboya siempre ocupará un gran hueco en mi corazón.
Más a delante, la señora china y yo, después de comer, a lo que me invita, nos separamos. Ella va directa a Bangkok y yo quiero ver una montañas que vi a lo lejos, pero sobre todo, un resort que dicen las señales que esta cerca. Tras varios kilómetros, no lo encuentro, como ya estoy cansado y quiero acostarme sin dar más pedales, y además ésta carretera se sale de la ruta, decido volver a la antigua y buscar acomodo. 
Andando, andando, llego a una explanada y al fondo un cartel hermoso con una hermosa puerta abierta hacia algo que yo me imagino que es un parque temático o algo así. Me introduzco y recorro un camino que transcurre recto. A su derecha, un precioso jardín, con carretas adornando el camino, arboles varios, palmeras entre ellos con cocos a la altura de la mano, alguna barca de madera, tipo piragua, etc. Pero por lo demás, nada de atracciones, ni nada. Los cocos resuenan en mi cabeza. Desando el camino entra árboles, saco la multiusus y le doy un tajo a uno. Con él, me voy a la pradera lindante. Una preciosa pradera, cuidada, con unas sombras de lujo. Y me pongo a descapullar al coco. Lo consigo fácilmente y me doy al lujo de beberlo. No sé si será por estar recién cortado, por que lo he abierto yo, porque el sitio es idílico, pero me sabe más rico que ningún otro. 
Estoy todo feliz y pienso que es un sitio perfecto para quedarse a dormir. En esas estoy, cuando de la nada, por la pura pradera, aparece un todo terreno. ¡Ya estamos con los coñazos!, pienso. No tendrá otro sitio por el que ir más que justo por donde estamos. El coche pasa por donde estoy yo y, un poco más adelante se detiene. Jó, pienso. El líquido ya me lo bebí, ahora lo he estampado contra el suelo varias veces y me estoy comiendo la pulpa. Se baja una señora que viene hacia mí. No estoy dispuesto a cesar en mi banquete por una señora, pero ella llega hasta mí y tengo que hacerlo. Bla, bla, bla, me cuenta que eso es una finca privada, que ella es la dueña. ¿que si estaba rico el coco?. Con razón estaba todo tan cuidado. No sabía dónde meterme. Me deshice en disculpas. También, antes de identificarse, me había preguntado que dónde iba a dormir. Ahí mismo, le dije. En esa belleza de parque. Que el único problema que tenía era de agua y comida. Que iba a ir a buscarla y volvería allí. Me vio azorado y me dijo que me tranquilizara. Que esa noche, su marido, celebraba su cumpleaños con los compañeros de trabajo, médicos, como él. Que estaba invitado. Me mando a duchar y no hubo manera  de negarse, así que muchíííííísimas gracias. Generosos, amables y simpáticos. Bien comido, bebido con juicio y departido, pronto me fui a dormir a mi cabaña. Me negué a que me invitaran a dormir en la casa de ,los guardeses. 
Fue una preciosa noche al sereno. Y muy estrellada. Viva la vida.


primer templo thai


Con la compañera de China





Esto y Cambodia es como el sputnik y avión de papel

Lo que la señora fabricaba, aquí, a la venta

Mmmmm, que rico coco me voy a beber

Y a comer

Hermoso el "parque". ¿A que sí?

Los señores dueños. Un millón de gracias.



El gentío

Mi nido.

Lo que yo vi, cuando iba por la carretera. ¿A que parece un parque?





1 comentario:

  1. Pues nada, hay que decirte "el afortunado", pues esta claro que en tus aventuras todo sale realmente bien.

    Me ha gustado mucho el nido, y me ha dejado sorprendido tu multiusos... capaz de partir un coco... oooohhhh!!!

    P.D.: La Meta comprende las simpatias de Rocinante a Bartola, y le deja hacer... jajajaja... Creo que esto no cuajara Juan, que esta es muy rencorosa....

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