Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














miércoles, 14 de diciembre de 2011

Bangkok. cuarto y último día. Thailandia

Mi último día en Bangkok, ha sido un día de despedidas y además, se me ha ido entre los dedos. Que si ponerle los puños nuevos a Rocinante, que si nos despedimos de Carlota y Paloma que, por cierto, como a todo el mundo le pasa (aviso a los navegantes), perdieron el vuelo por un día, ni más ni menos. Ojito el que venga a Bangkok, porque el avión sale a las 12,15 de la mañana, por ejemplo del día 13, martes. Quiere eso decir, que te vas el lunes por la noche y no el martes, como a todo el mundo le ocurre. Conozco a cuatro personas que les ha ocurrido lo mismo.
También me he despedido de Jan, un gran tío, un cabronazo, hijo de puta, de puta madre, jajajaja. Estas son las palabras que le he enseñado, ¿Eh Jan?, jajajaja. Un gran corazón con dos patas y dos brazos, viajero en bicicleta, con muchísimos kilómetros a sus espaldas en Coco. Escalador y enfermero. Alemán. Amigo. Siempre sonriente, hasta partirse la polla de risa (de nuevo va por ti, jajaja). Nos hemos tomado una cerveza acompañadas de muestras amigas las ratas que corretean alegremente por nuestros pies, mientras un gato flipao no se entera de nada y nos hemos despedido dejando un cachito de nosotros en el otro. Nos veremos, y ¡no me toques los cojones!, jajaja. Y muchas gracias por tanto.
Ayer pasamos por una calle en la que estaban montando un escenario delante de un templo, en la calle. Hoy, representaban una obra mitológica en cantonés. Hemos estado viendo. He disfrutado como un enano. Entre las voces, los maquillajes, los trajes, la representación… Muy bonito. Además, he tenido la osadía de meterme por detrás del escenario y subirme a él. Bueno, a las entretelas, quiero decir. No he podido evitarlo cuando mi cámara he tirado de mi brazo con todas sus fuerzas. Desde dentro, y viendolo de cerca, aún me ha gustado más.
Y mañana, si consigo salir de ésta megaciudad, enfilo rumbo sur, con el punto de mira puesto en Malaisia, a la que quiero llegar antes de mes y medio. Por ahí andará.














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