Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














jueves, 15 de diciembre de 2011

Bangkok-Mueang Samut Songkhram. 81,3 km. Thailandia

Justo esta mañana, el internet de la guestahouse no funcionaba, Cuando más falta me hacía. Anoche, entre gambas y marrajos, se me echó la hora encima y dejé para esta mañana el road book, escrito a mano, con la salida de Bangkok, hacia la costa. Total que tuve que fiarme de la memoria. Es verdad que lo había estudiado muchas veces e, igualmente es verdad, que me he perdido en el primer cruce a mi disposición. Tenía dos opciones y, Murphy, muy generoso últimamente, se ha cobrado el tributo que con razón le debía. Tras rodear el Palacio Imperial, rodar por barrios inexplorados y no conseguir cruzar el puente del rio, decidí volver a mi lugar de origen y, desde allí, repetir la operación de salida y eligiendo, en el cruce, lo contrario que Murphy. 
Y miel sobre hojuelas. Acompañado por un tráfico bastante abundante, especialmente de camiones que pasaban como alma que lleva el diablo, acompañado también por el estrépito de dicho tráfico y de sus malos olores y preguntando tantas veces como he considerado necesario, he recorrido 80 Km. y estoy entre Samung Sakhon y Samung Songkhran, en un Templo hermoso. Abusando de la famosa hospitalidad templil, he pedido socorro para esta noche. Estaba cansado y a quince o veinte kilómetros de mi destino imaginario. Demasiados. Como, además, procede ahorrar, pues hoy toca templo.
Me han dejado una sala, para dormir, de gran tamaño, gigante, incluso, y estoy muy bien instalado, con ventilador en el techo y mis elementos de dormir. El monje que me ha dado su consentimiento, no sé si será el jefe, me tiene colmadito de atenciones. Demasiadas, quizás, jajajaja. Me ha traído una almohada, una manta, pastilla de jabón, cepillo y pasta de dientes, probablemente usados una vez o dos, grrrrrr, jarra eléctrica para agua caliente, cafés de diferentes tipos, vasos, taza, klineex y un precioso puchero lleno de agua fría que no se para que será. Si será bendita, o para lavarme los pinreles, o…. Para beber no debe de ser, porque me ha traído también una botella de agua mineral.
Se me olvidaba contar que, según iba por la carretera, al cruzar un ríachuelo, vi, con gran asombro, a una lagartija de mi tamaño, dentro del agua. Frené un poco más adelante, que el arcén se ampliaba un poco, y volví cámara en mano. El bicho, al verme, se sumergió en las sucias y malolientes aguas. Pero mi experiencia de joven, me indicaba que, los lagartos, sean grandes o pequeños, son impacientes por naturaleza y, que si quieren comer, o tomar el sol, o cualquier otra cosa, no tardarán en aparecer de nuevo. Sólo es cuestión de quedarse inmóvil.
Efectivamente, no mucho después, asomaba su cara sobre el agua y pude retratarle. Yo no había visto nunca semejante bicho. Vamos, que si estoy dándome un baño, y aparece este animal, no hace falta ni que me toque. Me muero yo solo, jajaja.

billetes autobús Bangkok



No se puede cargar más. O sí.

El templo que me acogió

Las vituallas que me trajeron

Grafittis Tahi





Menuda lagartija acuática




Charanga pidiendo el aguinaldo en un pueblo

Albañiles que dejaron de trabajar para ver a Rocinante y al que suscribe

Mi cama

Ruedas de madera para cortar comida


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