Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














lunes, 6 de junio de 2011

Día 28. Cremona-Mantua (Montova en Italiano). Viajar en bicicleta

 Cremona-Mantua. Ayer, la digestión de la hamburguesa le dejó traspuesto y, viendo la hora que era, decidió plantar la tienda en una rotonda y esperar al día siguiente. Hoy, nuevamente, el día ha sido de perros pero, Miguel el impertubable, a lomos de su negra Bartola, ha avanzado, como si tal cosa, hasta Montova. Tras dar un paseo por la histórica ciudad, y salir para continuar camino, una nube muy, muy negra se le plantó de cara. Ante la evidencia de que el cielo se desplomaría sobre su cabeza, la de Bartola y la de Buzzzz decidió, con retraso, que desandaba el camino y se volvía a Mantua.
La lluvia arreciaba con tal fuerza que, picando espuelas, buscó donde guarecerse, encontrando un kiosko de melones donde una nonna (abuela) y un caprioni (cabrón) (no pongo el pais de origen para que no se me tache de racista, pero era del norte, muy norte de Africa, pegando a España) se escondían de la lluvia. Y ahí fueron Miguel, Bartola y Buzzz.
Pero, ete aquí que, con el discurrir del tiempo, primero se fue la nonna y después, llegó el melonero y les invitó a irse porque tenía que cerrar. Miguel le pregunto que si sabía de algún sitio donde pasar la noche y el melonero le pidio que le acompañara pero..... el caprioni, que estaba agazapado, advirtió a Miguel que ¡ojo con el melonero, que era un borrachín y un aguafiestas!. Que él, le llevaba a un sitio guai en su coche. Asi que, mientras se empapaba todo, consiguió guardar la bici en el auto (coche) y tralarí, tralará, de aquí para allá, le llevo a un descampado solitario en las afueras donde había una nave abandonada.
Una vez ahí, el caprioni, le dice que a él le gustan lo chicos y que es pasivo y que bla, bla ,bla, bla.  y que va a llamar a el dueño de la nave. Entre tanto, Miguel preparaba los puños, Bartola ensayaba coces y Buzzz, ignicionaba sus cohetes. El caprioni, se pone a parlamentar en su idioma (que no quiero decir cual es, pero que resulta del todo incomprensible) y cuando cuelga, Miguel le pide que, sí o sí, le lleve de inmediato a la city. Tras una negativas y viendo el percal, arrancó y le devolvió a la ciudad. Entre tanto llovía y llovía y, mientras deambulaba por la calles buscando socorro, vio en un portal a una persona a la que preguntó si conocía algún sitio en el que pernoctar. Y tras varias gestiones, ahí está, en seco, con suelo y techo, luz y retrete, gracias a la bondad de un pater (padre).

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