Día 34. Pádua.

Son las 7.30 de la mañana y estoy inquieto por recoger a Rocinante pero hasta las 10 no abren las cuadras. Seguro que a él le pasa lo mismo, fue un amor a primera vista. Tengo preparada la cámara y me he limpiado las deportivas, pero el tiempo pasa muy despacio. Creo que voy a desayunar, ducharme y luego, al tren. Cuando vuelva, os cuento.
De Miguel, a estas horas, no se nada.

Aquí está Rocinante:

¡to chulo, este rocinante!

¡Pero que duro es esto de los pedales. Os juro que de Madrid a Pozuelo, por la Casa de Campo, es una excursión, para un desentrenado, muy considerable, pero pasito a pasito, iremos cogiendo fondo. ¡Prepárate Miguel, que te pillo!.

Y de él, acabo de ver que en su página: http://www.viajarenbicicleta.com/, ha puesto unas fotitos e informado un poquín y, como no puedo añadir nada más, pues hasta otra.