Salí del recinto arborícola después de dar un paseo por las cercanías. El sitio, desde luego, merece la pena para cualquier persona que le guste la naturaleza. Es increible, tiene miles de especies de plantas diferentes y está muy cuidado. Me desayune unas galletas que había comprado la noche anterior y unos cacahuetes, mojados con agua fresquita. Durante la noche llovió un poco, menos mal que no me calló encima.
El camino es un poco sosainas, sigo llevando la inercia de Camboya, donde todo te lo ibas encontrando a tu vera. El siento de la bici, ningún problema. El invento está funcionando a las mil maravillas. Espero, un día poder quitarlo, jajaja.
La rodilla izquierda me dolía un poco y no estaba para muchos trotes, pero bueno, el día es largo y poco a poco, con el viento a favor o de lado, los kilómetros iban pasando. Además, como no tengo demasiadas cosas que me entretengan, pues pego la hebra con Rocinante, que está un poco callado, últimamente.
Me preguntaba, (Rocinante), si aquí, en Bankok, le iba a hacer regalillos y e contesté que sí, que alguno caerá, si encuentro la tienda de las bicis en esta megaciudad, que como todas, cuando llego, me abarca tanto que me ahoga. También me pregunta por Bartola, que si tengo noticias de ella, y de la Meta. De ámbas, tengo pocas y, aunque las tuviera, creo que no se lo diría, hasta que se aclare la cabeza.
Yo, por mi parte, le contaba lo bien que me encuentro, a parte, lo de las rodillas que, de momento, no tiene ninguna importancia, y de las ganas que tengo de que lleguemos a Malasia, y luego, a Indonesia y luego....
También le pregunté, por si se le ocurría algún trabajillo y me dijo que le podía alquilar a él, cuando hagamos alguna parada un poco más larga. No sé si es buena idea, creo que no.
Así llegamos a Chachoengao, una ciudad de razonable tamaño. No llevábamos más de 53 kilómetros, más o menos, pero la rodilla no dejó de molestarme en todo el camino y pensé que sería bueno darle un poco de descanso y que, si llegábamos un día más tarde a Bangkok, nadie nos estaba esperando. Al coger el desvío, vio un mega hotel, de esos que son un mazacote largo y alto, todo pintado de color violeta, pero decadente. Pensé que sería para pilunguis y no me meté. Pero, tras hacer 4 o 5 km., más y no encontrar ninguno, decidí dar la vuelta y preguntar. El precio, no estaba mal, un poco más de 10$. Sábanas y toallas limpias, porque todo lo demás no ha visto una ballet a desde que lo fabricaron (bueno, el suelo, sí, jajaja). La habitación era grande y la cama, como todas, king size. Decidí quedarme y darme, o mejor dicho, darle una paliza a la cama. A la tarde, tarde, salí para cenar. Estuve viendo a unos locos que, de noche, uno estaba con una moto de agua en el rio, haciendo diabluras y a otro que intentaba arreglar una motora radio dirigida. Cuando lo consiguió, volaba por el rio. Lo más curioso era la forma de recuperarla cuando se le paraba. Tenía una caña de pesacr con un plomo en el extremo del hilo que, con una habilidad pasmosa, lanzaba bien lejos. El plomo se hundía y al tirar del hilo, se enganchaba en la barca y la traía a él (imposible hacer fotos por la negrura nocturna). Y después de ello, me apetecía tomarme una cerveza en un sitio tal que un bar, pub, cafetería, o cosa por el estilo, con musiquita y tranquilidad. Pero aquí, eso, no se estila. O te compras la cerveza y te la tomas en tu "casa" o te metes en un bar de señoritas que, aparte de costarte más cara, no dejan de darte la plasta.
Persistente que es uno, y pedal a pedal, como a 9 km., del hotel, (estos no figuran en el road book, bueno, ahora ya sí, jajaja)hallé un bareto al aire libre, con un grupo de música, que en ese momento estaba abriendo. Me asomé y me invitaron a entrar, les dije que a que hora empezaba y me dijeron que ya, pero no había un alma. Eran las 8 de la tarde. Me fui a dar un garbeo y, como no encontré nada más, a las 8,30, estaba de nuevo allí. Seguía vacio, pero me dijeron que sobre las nueve, máximo las 10, a tope de gente. No vino ni una persona, pero fué muy divertido, hasta toque los bongos con ellos. Fue una fiesta privada y como era el único cliente, me agasajaban constantemente, poniendo panchitos y dedicándome las canciones. Luego, yo, aplaudía como loco, jajajja.
Lo malo fue, que se puedo a llover, justo cuando cerraban y me tuve que ir bajo un buen aguacero, maldita sea la gracia que me hizo. Llegué al hotel empapado, pero bueno, la cama estaba seca.
Al día siguiente, o sea, hoy, salí para hacer una parte del camino a Bangkok, pero el tráfico, que no he visto ni un sólo hotel, las ganas de llegar y descansar a tope y tal, hicieron que finalmente, estemos en la mega ciudad. Me ha costado encontrar la zona que buscaba Kho san, creo que se llama, pero preguntando y preguntando, aquí estoy, instalado y escribiendo esto, mientras lo celebro con una cerveza. Las guesthouse,
parece mentira, no tiene internet, pero ni esta ni ninguna. Particularidades de cada ciudad. Pero lo malo no es esto, es que tampoco hay cafeterías donde te tomes una cerveza y tengas wifi. Pero todo es buscar. Estoy a no se sabe de mi habitación, me perderé seguro, pero lo he conseguido. Tengo internet y cervecita y aquí me tendrán mientras dure mi estancia en esta ciudad. Cliente fiel, jajaja.
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Los templos se publican mucho, no llego a saber la razón |
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Taxista durmiendo frente a Buda |
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Casi no me lo como de lo bonito que estaba él |
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Reparando la lancha motora |
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Los jardines iluminados |
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Grupo exclusivo para mí, jajaja. |
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Viejas glorias, modernos corceles |
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Así avisaba de lo que se me venía encima |
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Mis benefactoras en el centro herbal. ¿A que soy gigante? |
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Menudo susto me llevé hasta que caí |
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Las orugas no respetan el farol de la autoridad policial, jajaja. |
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Así quedo la camiseta tras pedalear en la lluvia |
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Nuevos "arboles" injertados que no tardaremos en ver en España, si se dan. Seguro |
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Zancudas espantadas por mi grito |
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Super dormitorio
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No lo de las fotos es muy importante no nos haga esto joven no me gusta su actitud. Jajajajaja.un abrazazo amigo ..
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