Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














jueves, 22 de diciembre de 2011

Bang Saphan_cercnías de Chumphon. 140 km. Thailandia.

récord de récord, caramba, y no me siento nada satisfecho. Esta mañana salí tarde. Me he dormido bastante y, entre Pinto y Valdemoro, he salido a las 9. Fatal. En mi cabeza, tenía la propuesta de acercarme lo más posible a Chumphon, máximo 80-90 km., y luego ya veríamos pero, de entrada, erré en la carretera que me llevaba a la 4, haciendo 15 km de más. Mal asunto. Tarde y retrasándome más en la ruta.
Hice caso omiso y me centré en llegar cuanto antes a la autopista que tanto me molesta por su tráfico y ruidos, pero tenía asumido que hoy era una jornada de tránsito, sin paradas apenas, más que las imprescindibles. Ni fotos ni nada. Hacer kilómetros.
Una vez en la autopista, me empeñe en mantener un crucero elevado. Era un martirio, bajadas y subidas constantes, cortadas de ritmo, y esfuerzos para remontar, constantemente, las ondulaciones.
A las 2 horas, llevaba 42 km y paré para beber y descansar un poco. Ahí me di cuenta que las piernas, las rodillas especialmente, estaban hechas mixtos, pues ya sufría de dolores en ellas. Y aún me quedaban 50 o más kilómetros.
En los aledaños de la carretera había bosques de árboles del caucho o látex, con sus cuencos para recoger el producto y granjas, donde lo procesaban y tendían como pequeñas mantas de color marrón. No conseguí ver el procesamiento, pero si pude ver el resto, incluso la carga y descarga de él en un pequeño distribuidor del producto. Lo tocas y es goma auténtica.
Cambié de ritmo, aflojando bastante, sobre todo en las subidas, pero no sé que era mejor. Me costaba un montonazo remontar y, tan pronto veía el final, se me iban las fuerzas antes de llegar, costándome, el último tramo de cada subida, un esfuerzo anormal.
el tiempo pasaba y los kilómetros también, pero siempre estaba muy lejos de mi destino y veía que iba a ser imposible mi cita con Thomas. Me relajé aún más, paré a beber y me bebí el isotónico milagroso que me dieron en el templo y que guardaba para una buena ocasión. Era ésta.
Justo, ahí, donde estaba parado, vi a unos señores que, con un mono enganchado a una cuerda, se dedicaban a enviarle a lo alto de las palmeras, para que les cogiera cocos. El mono, subía, empezaba a girar un coco, hasta partir su soporte y lo dejaba caer. Una y otra vez. En un momento, 7 o 10 cocos,  mientras el jefe se fumaba un cigarrillo.
Con los brios de marras y las ganas de avanzar, más kilómetros, 70, 80, 90. Por ahí, más o menos, desvío a la costa. Miré el mapa y parecía una buena opción, sobre todo para encontrar acomodo y conexión. Me metí por dicho desvío. Y nueva equivocación. 140 Km, en total y aún estoy a 15 de Chumphon.
Por fín, llegué a una zona de resort. El primero, segundo, tercero.... llenos. Los baratos. Los caros o muy caros, con sitio, pero adiós presupuesto.
Finalmente he encontrado éste, a 500 bath la noche. No está mal y tiene conexión. Pero estoy marchito. Mis piernas no son mías y me duelen las rodillas que no puedo ni dar una pedalada. Lo dicho, un error.
Mañana, a descansar. Me niego a montar y ya se que no es bueno, pero tengo que descansar y perder todo lo que hoy he echo.
Sin embargo, el humor no se ha resentido. Buffffff. Menos mal. zzzzzzzzzzz.






























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