Objetivo:

viajar en la bicicleta, Rocinante, por diferentes culturas. Vivirlas, empaparme de ellas, de la lentitud del viaje, de las sensaciones, olores, sonidos, emociones y consecuencias. Ser esponja del mundo que me rodea en cada momento. Crecer un poco más, para ser más humano, sencillo, abierto. Y compartirlo.
De momento, Vietnam, Camboya, Tailandia, Malasia...














domingo, 31 de julio de 2011

Día siguiente de Monastiraki (Grecia) a Marmaraereğlisi (Turquía)

Otro nuevo pais. Y van cientos. El paso de la frontera lo hizo con la gorra, entre saludos y alegrías de los esforzados y armados aduaneros, que en una y otra orilla de un rio divisorio, con sus grandes e idénticas metralletas, saluban al intrépido Miguel y a su no menos intrépida Bartola. Gracias a todos. Miguel ha llegado a Turquía e, inmediatamente ha sido arropado y querido por los turcos que, a su paso, encuentra.
Invitado a comer, a cenar, a merendar, a dormir, en solitario, eso sí, pero protegido de las malas almas que pululan por el mundo, está que no cabe de gozo. Y, entre las anécdotas curiosas, en sus paseos, hasta tres casquillos de bala se ha encontrado. ¡Estos turcos!¿Porqué irán tirando casquillos vacios por ahí?
Tengo que insistir en ello, aún a sabiendas de que puede provocar una masiva emigración de españoles. Pero lo cierto es que la generosidad, amabilidad, simpatía y entrega de los ciudadanos turcos está dejando a Miguel boquiabierto. Como muestra, un botón: estaba reparando uno de sus multiples pinchazos, que las invisibles uñas de angel le prodigan, cuando un buen hombre le ha dado té y pastas, deliciosas, a juicio de Miguel, de postre sandía y, cuando por fín la rueda estaba en marcha, un agricultor, con grandes aspavientos, le llamó para entregarle una sandía completa. Pero no acaba aquí el asunto. Más adelante, otros le dieron Voltarén, cocaslocas, refresco de naranja, una caja estanca al agua, la humedad y quizás a los meteoritos, una almoada inflable... Tras grandes esfuerzos por arrastrar tantas dádivas, amén de sus propios pesos, cayó extenuado a la puerta de un supermercado, otro hombre le compró y pagó la cena. ¿Es o no para emigrar?

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